Desde el pasado 12 de mayo las empresas españolas están obligadas a registrar el horario de todos sus empleados. A papel y boli, mediante tarjetas o huellas dactilares, con aplicaciones de móviles… hay un amplio abanico de herramientas para llevar a cabo este control. Eso sí, las dudas sobre si esta medida sirve para proteger de verdad al trabajador o si, por el contrario, es un añadido burocrático más al funcionamiento de la empresa han sembrado una gran polémica.
El Consejo General de Economistas celebró ayer jueves un debate con diferentes expertos en esta materia. El inspector de Trabajo y Seguridad Social, Gabriel Álvarez Del Egido, la directora del Departamento Socio-Laboral, de CEPYME, Teresa Díaz de Terán, la abogada del Servicio de Estudios de UGT, María Higinia Ruiz y el presidente de la Sección de Laboral del Colegio de Abogados de Madrid, Javier Hervás, fueron los protagonistas.
Todos coincidieron en que el registro horario ya es una realidad sobre la que no hay posibilidad de dar marcha atrás y también, se pusieron de acuerdo sobre otra incógnita: ¿qué pasa si al empleado se le olvida o no quiere fichar?. «Tenemos la obligación de facilitar el registro, pero no podemos garantizar el resultado», dijo Teresa Díaz de Terán encendiendo un debate que al final se saldó con la conclusión de que la empresa sí debe obligar a su plantilla a registrar su jornada. «La empresa debe utilizar sus instrumentos para ello, como ejercer el poder de dirección» para asegurarse de que su empleado ficha, explicó el inspector Gabriel Álvarez Del Egido.
A pesar de las coincidencias, las discrepancias entre los ponentes quedaron de manifiesto. Por ejemplo, mientras que la representante de CEPYME denunciaba el caos que está suponiendo la normativa para las empresas de nuestro país, la portavoz de UGT celebraba su implantación.
El fin de la confianza trabajador-empresario
Desde la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), consideran que la nueva normativa no responde al actual modelo de las relaciones laborales basado en relaciones de confianza entre empresario y trabajador. Así Teresa Díaz de Terán explicó que «las empresas llevamos décadas con un modelo de confianza en las relaciones laborales» y mostró su «preocupación» por que el registro horario supone la sustitución de «un entorno de confianza» por un «método de control de presencia». Alternativas como el teletrabajo o el trabajo por objetivos «son cada vez mas frecuentes» en nuestro marco laboral, así como «la mayor autonomía de los empleados». Por tanto, Díaz de Terán no duda en que el control horario va «en contra de este principio de confianza entre las partes» y de la «flexibilidad laboral».
Aunque son «multitud las dudas» que le genera a los empresarios el registro horario, entre las principales incertidumbres están las pausas que los empleados se toman a lo largo del día y que no suponen tiempo efectivo de trabajo. Desde un café a los whatsapp particulares, pasando por salir a fumar, las compañías desconocen cómo cuantificar estos descansos. «No sabemos cómo proceder», reconoce Díaz de Terán, quien sugiere agruparlas en unos 15 minutos diarios, tal y como apuntan otros expertos.
La directora del Departamento Socio-Laboral de CEPYME tampoco ha dudado en afirmar en que esta normativa entraña nuevas cargas y costes económicos para las compañías. En la misma línea fue el presidente de la Sección de Laboral del Colegio de Abogados de Madrid, Javier Hervás, quien no sólo compartió las incertidumbres que genera el registro horario, sino que también declaró que «un convenio colectivo en sí mismo ya supone un coste» para las empresas.
Comienzan las inspecciones
«¿Qué tiene mayor carga administrativa? puede ser ¿Y mayor coste? depende», respondía la abogada del Servicio de Estudios de UGT, María Higinia Ruiz a las afirmaciones de la patronal.
Ruiz se declara sorprendida por «el revuelo que se ha armado», con el registro horario. «Parecía que se acababa el mundo», dijo. La sindicalista considera que es una medida «importantísima» y un «avance» para los trabajadores de nuestro país debido a que «hay mucho incumplimiento en materia de tiempo de trabajo». Por ello, la abogada del Servicio de Estudios de UGT, instó a los empresarios a tomarse la medida con «normalidad» porque «los cumplidores no tienen que estar preocupados».
Pero quizá las empresas que ya hayan recibido la visita de la Inspección de Trabajono han podido evitar preocuparse. Hostelería, talleres, corredurías de seguros… los inspectores han empezado a personarse en las compañías españolas para comprobar si se están cumpliendo las reglas. Gabriel Álvarez Del Egido, inspector de Trabajo y Seguridad Social, confirmó que se han empezado a producir estas visitas, aunque asegura que no hay una campaña por parte de las autoridades laborales.
Todavía, no se están siguiendo «parámetros de empresas concretas, sectores o determinadas plantillas. Se han podido iniciar algunos procesos de investigación sobre este asunto, pero llevamos poco tiempo», explica Álvarez Del Egido. «Las actuaciones están guiadas por la actividad rogada», añadió. La actividad rogada surge a raíz de alguna denuncia por parte de un tercero o de petición de informes por parte de la Administración o los Juzgados. Lo que sí se atreve a afirmar el inspector es que «no me consta que se hayan producido sanciones, al menos, en Madrid».