Sareb inicia un nuevo proceso para intentar recuperar parte de los 40.000 millones de euros que recibió de la banca rescatada procedente de préstamos dudosos ligados al ladrillo. Ahora mismo, prepara una serie de demandas judiciales contra los promotores de estos créditos morosos para intentar hacerse con la propiedad del activo, ya sean terrenos o inmuebles terminados o a medio construir.
La entidad presidida por Jaime Echegoyen ha llegado a la conclusión que vender paquetes de deuda hipotecaria, principalmente a los fondos de inversión, no sale rentable. Con los descuentos que exigen estos fondos, que pueden alcanzar hasta el 70%, no salen las cuentas a la Sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria.
Las pérdidas para Sareb podrían alcanzar los 15.400 millones, con unos activos que ascienden a 22.000 millones. Lo que busca la entidad es hacerse con el inmueble para conseguir venderlo directamente en el mercado, a través de sus ‘servicers’.
También tiene planteado aliarse con alguna promotora, suena Aelca, para que se encargue de terminar de desarrollar los suelos o promociones inacabadas para poder sacarlas al mercado.
Los últimos resultados de la entidad dieron unas pérdidas de 878 millones de euros en 2018, 55% más que hace un año y una cifra récord desde que comenzara a funcionar en 2013.
De hecho, la sociedad aseguró que “este resultado se debe a la fuerte competencia en la venta de carteras de deuda inmobiliaria por parte de las entidades financieras y los elevados descuentos de hasta el 70% que se aplican para comprarlas”.
Jaime Echegoyen ya adelantó estas medidas ya que señaló que “Sareb va a dejar de vender carteras de deuda inmobiliaria y va a centrarse en hacer líquido su ‘portfolio’ de préstamos promotor”.
El pasado año ya convirtieron 1.400 millones de euros de préstamo promotor en inmuebles y la sociedad prevé alcanzar los 3.800 millones en 2020.