El programa económico de Unidas Podemos, anunciaba la propuesta de subir el salario mínimo en España hasta el 60% de salario medio, al entrar en el gobierno de coalición de Sánchez.
Nadia Calviño y el equipo de asesores de varios ministerios han puesto en bandeja a Sánchez, que Unidas Podemos acepte (con sus interlocutores históricos, los sindicaros) una subida gradual, aunque su intención no era esa. Resulta sorprendente la vehemencia con la que todas las partes implicadas (gobierno, patronal y sindicatos), han celebrado con alegría la previsible perdida de competitividad y de empleo en los próximos meses.
Sorprende que la patronal celebre la pérdida de competitividad por el alza del SMI
Hay que recordar que los salarios en España están compuestos por 12 pagas anuales, para los contratos temporales o 14 para los contratos fijos por lo que la cifra objetivo de Sánchez y sus aliados es alcanzar la nada despreciable cifra de 1.295 euros mensuales, para los primeros, si tomamos los datos del INE (instituto Nacional de Estadística) de 2018, ya que los datos actualizados a 2019 están por consolidar, en el que informan que la renta per cápita en España fue inferior a los 26.000 euros anuales, concretamente, 25.854 euros. No nos podemos olvidar también que, en ese mismo año de 2018, el SMI era 740 euros mensuales, los supondría una subida acumulada del 75%.
Si trasladamos este impacto a la estructura de costes de una empresa normal española (por debajo de 10 trabajadores), con solo 2 empleados con el Salario Mínimo Interprofesional nuevo ajustado, obligara a toda la empresa a aumentar la eficiencia para poder mantense competitiva, en un mercado cada mes mas exigente por la multiplicación de la robótica, la conectividad de procesos de la industria 4.0, y la aparición de los nuevos mercados emergentes, en algunos casos con fuertes subvenciones, que marcaran a todas las pymes, una estrategia obligada de reducción de costes y aumento de la productividad para seguir operativos, o desaparecer.
Anomalías que el alza del SMI ya provoca
Es fácil suponer cual será la decisión en la mayoría de los casos, si además de aumentar los costes operativos, se le une el incremento de la presión fiscal, al de la competencia global. Esta tramoya actual recuerda más a una narrativa del conocido realista francés Stnedhal (Henri Beyle 1783-1842), que a una acción de gobierno coordinada.
Este error conceptual, puede llevar de nuevo a nuestra economía a recuperar la fatídica la cota de los 4 millones de desempleados (o más) ante del fin de la legislatura de Sánchez, algo que nos afectara enormemente, pues los escenarios de recuperación económica en el futuro serán mucho mas lentos de los que hemos tenido hasta ahora, por el impacto que tendrá en las economías desarrolladas por las nuevas políticas del cambio climático y su impacto financiero.
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Esta política económica inexperta empresarialmente y dirigida por políticos inexpertos producirá dos efectos contrarios a la política social tan anunciada del actual equipo de gobierno, que no podrán disimular o engañar dos efectos perversos y son:
1. El incremento de la desigualdad entre las zonas ricas (de mas renta per cápita) y las más pobres, afectando enormemente a la repoblación de la España «vaciada», a la mayor concentración de población urbana en detrimento del sector primario, (ganadería y agricultura, donde se concreta casi la mitad de la cesta de 2 millones de los salarios mínimos en nuestro país).
2. Al incremento del paro juvenil en España, que ya de por sí es el doble de la media europea, y donde este flujo de nuevos trabajadores deberá alimentar con sus cotizaciones el actual sistema de pensiones, algo crucial para los equilibrios financieros del estado.
La receta para aplicar, no la han leído aún, ni los gurús del adoctrinamiento bolivariano (porque no entienden) ni los sesudos pensadores económicos del equipo económico actual, por preocuparles más su nómina mensual, que el desarrollo correcto de la economía del Estado, algo natural si lo miramos desde el punto de vista del sector privado.