«En el mes de marzo, el sector de la construcción perdió alrededor de 150.000 puestos de trabajo. A finales de mayo, se han recuperado aproximadamente las dos terceras partes de esos empleos». Esta mirada optimista al último boletín de empleo corresponde al ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, quien también ha destacado la recuperación de 200.000 personas en las cifras de afiliación, en el marco de una entrevista emitida por Antena 3.
Yolanda Díaz, titular de Trabajo, también ha reaccionado con aparente satisfacción tras la publicación de los últimos datos de paro: «analizando los datos de mayo, observamos una ralentización en un 0,69% del crecimiento mensual del paro registrado. Estas cifras, a pesar de la dura situación que impone la crisis sanitaria, suponen un ritmo de aumento menor que en otros meses».
Las declaraciones de ambos ministros se enmarcan dentro de una estrategia de comunicación que el gobierno de coalición entre PSOE y Podemos lleva cultivando varias semanas. La retórica oficialista pretende insuflar optimismo al debate económico, animando la idea de que la recuperación de la producción está en marcha.
Por último, la vicepresidenta tercera de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, afirmó el jueves que se constata un «cambio de tendencia» en la evolución económica de España tras el fin de la hibernación y el inicio de la desescalada, con «cierta recuperación» en la actividad y el empleo, en línea con las previsiones del Gobierno, que apuntan a una recuperación en V asimétrica, con un «crecimiento importante» en 2021.
Los inversores tienen otra opinión
Pero este discurso optimista choca con el pesimismo que están demostrando los inversores. En términos netos, el mes de marzo del pasado año 2019 estuvo marcado por la salida de 8.600 millones de euros, una cifra coherente con el descenso de la inversión extranjera que se venía observando tras la llegada al poder de Pedro Sánchez.
Pero la caída de marzo de 2019 se queda en nada comparada con el fuerte correctivo que se ha registrado en 2020. De acuerdo con los datos que acaba de publicar Banco de España, la salida de capital se ha disparado hasta alcanzar los 26.300 millones de euros. Lejos de asumir el optimismo del gobierno, los inversores han optado por sacar su dinero de España y todo apunta a que las cifras de abril serán aún peores.
El Banco de España también ha certificado que, a lo largo del pasado curso, 2019 el volumen de las entradas de inversión extranjera directa en España alcanzó los 11.100 millones de euros, un importe muy inferior al registrado un año antes, que fue de 38.100 millones de euros, y que rompe con la tendencia ascendente observada en estos flujos hasta la llegada al poder de Sánchez.