La situación de las pensiones en España comienza a preocupar a la economía española. El problema estructural que posee el país con el tema de las pensiones ya comienza a representar un verdadero problema para las cuentas públicas del país, las cuales no dan para sostener un sistema que, hasta ahora, se muestra más que deficitario. Y es que, mientras seguimos hablando de subir las pensiones con fines puramente electoralistas, el sistema de la seguridad social, en materia de pensiones, se encuentra prácticamente quebrado.
Es decir, con quebrado hablamos de que, en estos momentos, el estado español se encuentra ante la imposibilidad de afrontar el pago de las pensiones con los recursos propios. En otras palabras, como pudimos ver el mes pasado en diversos titulares, el país está emitiendo deuda, cargando el pago de las pensiones al tesoro público, para afrontar 150€ de la totalidad de la pensión de los pensionistas españoles. Un verdadero problema, ya que el gasto público que representan las mismas supera el umbral de ingresos que recibe el estado en estos momentos.
Como digo, un problema estructural con el que vivimos, pero al que se le sigue sin poner un claro remedio. Y es que, en cuestión de meses, hemos visto a un gobierno pasar de hablar de la dificultad para afrontar el pago de pensiones, de la necesidad de mayor ingreso público, a hablar de revalorizar las pensiones y aumentar el gasto de esta partida. Unas propuestas que chocan con una realidad paralela que muestra un mayor pesimismo que el que transmite el estado. Una actitud claramente electoralista, pues solo esa justificación puede explicar un optimismo tan desmesurado.
En especial, a los economistas, se nos está castigando por las advertencias de la situación de las pensiones, pero es que, desde José Carlos Díez, hasta Daniel Lacalle, están de acuerdo que el pago de pensiones, en estos momentos, es un completo muro con el que debe enfrentarse el nuevo Gobierno de España. No importa la ideología política, así como el ideario partidista, pues los datos siguen mostrando una realidad que pocos perfiles políticos desean reconocer. Una situación preocupante, pues seguimos abordando un problema que, como he dicho, es estructural, con medidas cortoplacistas y de forma coyuntural.
De acuerdo con los registros de cierre de año, el gasto en pensiones ha cerrado el año con cifras record, ya que el gasto se ha disparado en un 4,7% más. Es decir, el gasto en pensiones para este año, sumando una cuantía cercana a casi los 9.800 millones de euros, de acuerdo con el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social. Una cifra que ya comenzó a elevarse a principio de año, con una variación al alza del 7% respecto al año anterior, pero que, pese a la moderación, cierra el año con otra variación positiva que le sitúa en niveles cercanos, como hemos dicho, al 5%.
Hablamos de un problema de gran envergadura. Podríamos decir que estamos ante uno de los principales retos del nuevo gobierno; pero al que, sin embargo, como decíamos, se le presta poca atención. De acuerdo con los datos que ofrece el Ministerio, la tasa de dependencia, la cual mide la relación empírica entre el número de cotizantes por el número de pensionistas; o, en otras palabras, cuantos cotizantes mantienen a un pensionista, se ha situado en una proporción de 2,33. Es decir, por cada pensionista tenemos a 2,33 cotizantes. Una cifra que ya se acerca a esa paridad que prevén los analistas en un futuro no muy lejano.
Y es que, de acuerdo con las previsiones de BBVA Research, este indicador pretende llegar a la paridad para el año 2050, de acuerdo con un gasto moderado o similar al actual. Es decir, para el año 2050 se espera que exista una relación de un pensionista por un cotizante. Esto es un grave problema, pues con una tasa de sustitución -relación entre último salario percibido y pensión- cercana al 83%, de las más elevadas de Europa, afrontar el pago de pensiones es un completo reto al que nos vamos a tener que enfrentar.
Un reto por un pico de jubilación representado por un cuantioso número de jubilados previsto para la generación de los baby boomer, que elevarán el gasto público en pensiones a niveles desorbitados, pues debemos hacernos a la idea de que, en estos momentos, España destina 1 de cada 5 euros a afrontar el pago de pensiones. Una cuantía que nos sitúa por encima de la media europea. Una cuantía que ha provocado un aumento del 49% en el gasto para pensiones en la última década, dejando a las pensiones como la mayor partida de gasto público que debe afrontar el país.
La situación, como poco, es preocupante. Estamos ante una situación que no parece que vaya a frenarse, y no lo va a hacer. Una situación que requiere de nuevas políticas, así como nuevos métodos, para afrontar la situación que se viene para el país. Una situación en la que, sea como sea, una formación política deberá renunciar a la complacencia del grueso electoral que supone el colectivo de pensionistas y adoptar las reformas que garanticen, como poco, la sostenibilidad de las pensiones. Una sostenibilidad que, con crecimientos tan elevados como los que vivimos de forma interanual, se encuentra más amenazada de lo esperado.