Factores como el envejecimiento demográfico, con un segmento de personas mayores cada vez más numeroso en España y en el resto de Europa, y el aumento de la esperanza de vida revolucionarán el negocio inmobiliario en nuestro país. De hecho, la cuota de habitantes de más de 65 años pasará del 19,2% actual al 25,2% en 2033, según datos del INE. Además, otra muestra que certifica la inversión de la pirámide poblacional reside en que si ahora el grupo más numeroso es el que va de los 40 a los 44 años, en esa fecha pasará a ser el de 55 a 59 años. No solo está previsto que los futuros seniors pertenecientes a la denominada generación del «baby boom» sean el motor del consumo, también modificarán las reglas del mercado inmobiliario con una previsión del crecimiento de la demanda de plazas en residencias y otros servicios relacionados con viviendas y apartamentos compartidos, reformas y adaptación de espacios y cuidados médicos y sanitarios.
La revolución de las canas tendrá efectos directos sobre todos los aspectos de la economía. «Caerá la mano de obra y repercutirá sobre la productividad y la inversión, que se contraerá. También habrá una menor inversión en oficinas y en viviendas para jóvenes», relata el director del Servicio de Estudios de Mapfre, Gonzalo de Cadenas. Así, el negocio inmobiliario residencial podría estancarse por la creación de menos hogares en el futuro debido a la disminución de la natalidad durante los últimos años. «España hasta ahora ha ahorrado con el ladrillo, ha sido un instrumento de inversión, que en unos años será menos atractivo», puntualiza De Cadenas, quien cree que «este menor desempeño del sector inmobiliario» se podría arreglar «con la llegada de inmigración, pero también con la de turistas residenciales que se vienen a vivir aquí cuando se jubilan».
Sin embargo, y a pesar de que habrá menos familias jóvenes y en consecuencia, se crearán menos hogares, esta nueva realidad demográfica abrirá vías de negocio alternativas. A ello se une la falta de plazas existentes en geriátricos en nuestro país que, con 4,3 camas por cada 100 personas mayores de 65 años, se sitúa por debajo del ratio de cinco recomendado por la Organización Mundial de Salud (OMS), tal y como se concluye en un informe publicado a finales de 2018 por CBRE. La consultora calcula que la demada se disparará hasta 200.000 camas adicionales en 2030 y hasta 400.000 en 2050 en línea con las recomendaciones de la OMS. «La inversión proyectada en residencias en España fue de 2.000 millones de euros de 2015 a 2017, pero existe la posibilidad de que este importe se duplique en cinco ó seis años con la entrada de inversores internacionales», explica Enrique Barrasa, socio director de la firma de asesoramiento financiero Kiplai. «Se espera un auge de la inversión en estos activos, con una actividad muy intensa en las capitales de provincia y en los entornos urbanos», puntualiza. En efecto, del análisis de CBRE también se extrae que el capital riesgo y los inversores estratégicos están entrando en el mercado de los geriátricos con el objetivo de construir plataformas de operadores ya que los siete actores principales solo cubren el 17% de las plazas que se ofertan hoy en día.
Un país idóneo para viejos
Gracias a esta actividad inversora y a que muchos mayores del norte de Europa ven a nuestro país como el lugar idóneo para residir durante la jubilación, España se podría convertir en un país para viejos ya que actualmente es donde más crece este sector (6%) tras Alemania (15%). «La inversión en residencias es el segundo sector más puntero para los extranjeros por detrás de las renovables. Tenemos las infraestucturas, el clima y somos uno de los países más desarrollados en cuidados sanitarios», sentencia De Cadenas. En esta línea, la asistencia médica y la atención a ancianos cada vez será un servicio más demandado. «Surgirán nuevas oportunidades por la necesidad de cuidados a largo plazo. El gasto sanitario medio por persona se va a multiplicar por tres o por cuatro, la gente cada vez cumple más años y se requieren cuidados para personas de 80 ó 90 años», considera el el director del Servicio de Estudios de Mapfre.
Desde Grupo Ballesol confirman la necesidad de que se destine más dinero a este tipo de proyectos. «Es indudable que vivimos en un desequilibrio demográfico con una población cada vez más longeva, con unas necesidades más dependientes y unos cuidados más profesionalizados y especializados. Por eso la alternativa de una residencia es cada vez más demandada. La falta de inversión, presupuestos, planificación, en suma, de una política económica racional y estable en servicios sociales orientada a las personas mayores dependientes, ha provocado un colapso en las listas de espera anunciado hace tiempo», la directora Comercial y Marketing de Grupo Ballesol, Yosune Rodríguez.
Además, el empuje de las canas conllevará una mayor inversión en rehabilitación de inmuebles adaptados a requerimientos de accesibilidad y movilidad. La arquitectura y el urbanismo deberán afrontar retos relacionados con la «creación o rehabilitación y renovación de viviendas adaptadas y asistidas con servicios comunes, facilitando nuevas tipologías, y en un diseño urbano adaptado en el espacio público, áreas peatonales y accesibles, el mobiliario urbano, bancos, aseos accesibles, señalización urbana o la movilidad en el transporte público», según aclara el arquitecto y socio fundador de CGR Arquitectos, José Antonio Granero. «Es una oportunidad de una nueva oferta a explorar desde el inmobiliario en España, en un mercado internacional y globalizado, aprovechando nuestras mejores condiciones e infraestructuras, junto a un sector de servicios sociosanitarios de primer nivel», resume Granero.
Las nuevas vías de negocio inmobiliarias también están relacionadas con otra tendencia más asentada en Europa: las viviendas colaborativas o asistidas. «La demanda es creciente, pero falta infraestructura y hay lista de espera», señala Barrasa. Por su parte, Granero aboga por «un nuevo concepto de economía circular, que impida desperdiciar tanto talento y experiencia de esos seniors, que en una segunda juventud convivan con jóvenes mezclando la necesaria formación continuada y el emprendimiento».
Los apartamentos tutelados para mayores también están cada vez más demandados. «Son una solución muy adecuada para personas que desean tener los servicios de un hotel, el confort de un apartamento y un servicio médico a su alcance de manera permanente. Están diseñados para poder ser amueblados por el propio residente, lo que permite la máxima personalización de los mismos. Cuentan con servicio de manutención supervisado por un nutricionista, servicio médico, de enfermería, de psicología y de animación sociocultural», subraya Rodríguez, de Ballesol.