La pandemia ha confinado a los ciudadanos. Tras más de cuarenta días de encierro, las casas han dejado de ser esos lugares a donde íbamos a pasar algunas horas del día y la noche para convertirse en hogares con mayúsculas donde pasar las 24 horas del día. Una estrecha convivencia que, a juicio de los expertos, priorizará aspectos hasta ahora olvidados en las futuras decisiones de compra o alquiler. Un cambio de tendencia que ya empieza a constatar el sector inmobiliario: aumenta la demanda de casas con terraza, espacios exteriores y fuera de las grandes urbes.
Lluís Comerón, presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (Cscae), señala que «tenemos viviendas pensadas para nuestros padres y abuelos, diseñadas para funcionamientos de una sociedad que ya eran distintos antes del Covid-19. Permanecer en casa nos está haciendo darnos cuenta de ello y poner la atención en cuestiones como si entra la luz de forma suficiente o no, si nos llega el sol, si hay ventilación cruzada y se está dando valor a tener espacios como balcones, terrazas o galerías».
Distribución flexible
Comerón precisa que, acostumbrados a estar más tiempo fuera de casa, hemos prestado menos atención al confort y a los espacios interiores. A ello suma la consideración de la vivienda más como una inversión que como bien de uso, algo que reconoce «nos ha dolido siempre a los arquitectos, por eso reclamamos una Ley de Arquitectura. Necesitamos hogares con distribución flexible, y ya existen técnicas constructivas que permiten mover tabiques y adaptar los espacios en función de las necesidades. Viviendas donde se pueda trabajar, jugar, convivir… Hemos aceptado los metros mínimos como estándares de construcción, asumiendo por ejemplo casas más pequeñas sin terraza por el sobrecoste que implica. Esta es una magnífica oportunidad para ponernos al día, para hacer reformas que, además, tengan en cuenta la eficiencia energética y la calidad del entorno construido», e insiste en que «antes de esta crisis sanitaria ya estábamos bastante atrás con respecto a otros países en aspectos de acondicionamiento. Se necesita una renovación de la vivienda de un 3% anual y en España estamos en el 0,2%».
Balcones y terrazas se han convertido en espacios cotizados estos días. «Las fachadas de los edificios de principios de siglo incorporaban por norma un pequeño balcón, y en los años 60 y 70 los edificios se construyeron con terrazas. Pero más tarde, en los 80 y los 90, comenzaron a cerrarse para ganar espacio. Después, en la mayoría de edificios los espacios exteriores suponían entre un 10% y un 20%, presentes solo en bajos y áticos», explica Enric Jiménez, CEO de Property Buyers by Somrie, quien constata una mayor demanda de casas con balcón, viviendas con terraza y espacios exteriores.
En medio de la incertidumbre, diversos estudios como el liderado por un grupo de inmunólogos y epidemiólogos de la Universidad de Harvard señalan que para mitigar la posibilidad de que resurja la infección, se podrán requerir a partir de ahora y hasta que se tenga vacuna, periodos intermitentes de confinamiento. «Si se prolonga esta situación, el teletrabajo será clave. Ya notamos un aumento de peticiones de inmuebles en poblaciones cercanas o alejadas del centro de la ciudad, donde se prioriza tener más metros y espacios exteriores», explica Jiménez, quien precisa que en otros países con una mayor implantación del teletrabajo, el comprador opta por viviendas más confortables con espacios exteriores. «Cambiaron de mentalidad hace tiempo, aquí lo estamos haciendo en un mes», señala. Y a la pregunta de si el aumento de la demanda supondrá un incremento del precio de estos inmuebles, este experto lo tiene claro: «Si todo el mundo busca casas con terraza o fuera de la ciudad, subirán». Jiménez se muestra optimista en cuanto a la evolución del mercado inmobiliario, que «tendrá una recuperación en V y mejorará en el tercer trimestre».
Para Bruno Sauer, director general de Green Building Council España, «el confinamiento ha puesto a prueba nuestras viviendas: su adaptabilidad para alojar nuevas actividades y permitir su convivencia con las habituales en un mismo espacio; la necesidad de ventilación para renovar el aire con mayor frecuencia; las condiciones de aislamiento acústico entre espacios colindantes; poder disfrutar o carecer de vistas y espacio exterior; la necesidad de intimidad o, simplemente, la posibilidad de movernos lo suficiente como para mantener el cuerpo físicamente en forma.
Y precisa que esta nueva situación «ha puesto en evidencia que, cuando el uso de los espacios urbanos nos queda vetado, cuando la ciudad desaparece y queda la vivienda, disponer de un espacio digno donde habitar es una necesidad básica. Espacio digno en tamaño, orientación, zonas exteriores, ventilación, iluminación, confort térmico y flexibilidad para adaptarse a estados temporales; todos ellos aspectos que definen una vivienda sostenible».
Asignatura pendiente
Sauer señala que «este año el Covid-19 nos ha sorprendido en primavera, la estación más amigable en nuestro clima. Pero, ¿qué pasará si llegara en invierno o en verano? Sabemos que gran parte de nuestro parque edificado no está preparado para albergar la vida de 24 horas en invierno o verano. Y deja claro que una rehabilitación profunda de nuestras viviendas es la asignatura pendiente de nuestro país. «Si no somos capaces de pedir otro tipo de vivienda después de esta situación, el mercado nos ofrecerá el mismo producto que antes. La llave del cambio está en nuestras manos. El comprador de vivienda nueva tiene desde hoy la obligación de exigir a las promotoras que cumplan con una nueva categoria: la de “resistente al confinamiento”», sentencia.
Fuente: https://www.abc.es/economia/inmobiliario/abci-covid-19-impulsa-demanda-viviendas-resistentes-confinamiento-202004240227_noticia.html