El coliving va a dar mucho que hablar en España. Está a medio camino entre el alquiler compartido y las residencias de estudiantes. Sus inquilinos están dispuestos a pagar más de lo que cuesta cualquier habitación en un piso compartido en el centro de Madrid o Barcelona (que ronda los 400 y 500 euros de media al mes). Desembolsan un mínimo de 750 euros mensuales por un dormitorio con baño y superficies que van de 8 a 12 metros cuadrados, lo que quiere decir que pagan un 87,5% más. Y abonan 2.000 euros por apartamentos con una habitación. ¿Por qué? «El coliving es una nueva forma de vivir en la que jóvenes emprendedores y creativos residen en una zona privada del edificio, pero tienen acceso a zonas públicas en las que conectan con la comunidad», dicen en Urban Campus, compañía francesa que gestiona dos edificios en Madrid, en los barrios de Gaztambide y Malasaña.

Este inquilino busca algo más que un techo. En estos espacios —que se alquilan por un mínimo de un mes— viven, conviven y trabajan. El valor añadido es que todos los residentes son jóvenes trabajadores o emprendedores, lo que les permite generar sinergias para sus proyectos y crear una red de contactos.

Por ahora, son edificios de viviendas rehabilitados y convertidos en coliving. Estos espacios funcionan a la vez como vivienda y laboratorio de ideas para estos inquilinos, muchos de otras ciudades y países, que no quieren estar sujetos a contratos de cinco años. Tienen entre 28 y 32 años, aunque algunos se acercan a la cuarentena, y «todos son profesionales que trabajan o están montando su start-up, ya que lo que nos interesa es que la comunidad tenga miembros afines», comentan en Urban Campus. En sus centros, el 50% son españoles y el resto americanos, italianos, portugueses, brasileños, colombianos y franceses, entre otros. Admiten estudiantes, siempre que sean de un programa MBA o tengan vocación emprendedora.

Alejandro Sahuquillo, comunicador motivacional de 38 años, dice que el centro de la calle de Andrés Mellado ha sido mucho más que un apartamento. «He podido grabar aquí mi Late Night Show, trabajar cada día en el coworking, ponerme en forma en su gimnasio, presentar entrevistas de emprendimiento de otro coliver y grabar mis vídeos de motivación…», apunta. Teresa Vázquez, responsable de marketing global de 36 años, destaca que es la oportunidad de vivir con otras personas que tienen curiosidad e inquietud por aprender. «En este entorno siempre encuentras inspiración».

Las zonas comunes, que representan entre el 25% y el 30%, son el verdadero tesoro de estos proyectos, que ya están demostrando su éxito en Estados Unidos y el Reino Unido. La firma Urban Campus es la más pujante en el mercado madrileño. En 2018 abrió el centro de Andrés Mellado, que dispone de 70 habitaciones individuales con baño privado y 350 metros cuadrados de espacios comunes: tres terrazas, barbacoa, sala de coworking, cocinas comunes, zona de juegos, gimnasio…También hay eventos regulares: cena de la comunidad cada dos semanas, yoga los domingos por la noche e intercambio de idiomas los miércoles por la noche.

Se trata de un edificio de seis plantas que se ha reformado y modernizado. Las pizarras en las paredes, los carteles solo en inglés y la decoración nórdica son una constante. Cada planta está ocupada por un apartamento que incluye salón, cocina y comedor para compartir y entre cuatro y seis habitaciones con baño privado. Las zonas comunes están en la sexta planta y el gimnasio en la baja. Aquí los precios por habitación parten de 750 euros (para contratos de más de seis meses). El edificio de Malasaña —abierto en junio— tiene 300 metros cuadrados de zonas comunes y capacidad para 66 personas que pueden elegir entre habitaciones individuales con baño, estudios y apartamentos privados de 50 metros cuadrados y un dormitorio. Aquí el perfil del inquilino suele ser el de trabajadores desde 35 años (abogados, médicos de otras ciudades o países…), algo lógico si se tiene en cuenta que pagan 2.000 euros por un apartamento de una habitación con baño, cocina, salón y comedor. En esa misma calle, un propietario cualquiera anuncia un piso de 65 metros cuadrados y dos dormitorios por 800 euros mensuales, un 60% menos. Los precios se justifican porque siempre incluyen todos los gastos: wifi, Netflix, limpieza, menaje, sábanas, suministros… «Nos encargamos de animar la comunidad, organizar eventos, traer invitados y favorecer que se conozcan y ayuden», comentan en la empresa. Hay descuentos para quien se aloje varios meses y la fianza es de uno o dos meses, según el alojamiento.

La otra firma que ofrece coliving es The House, que busca de la mano de inversores edificios para reformarlos y adaptarlos a este modelo, aunque reconocen que «es un proceso largo que lleva entre dos y tres años». Está negociando con algunos fondos de inversión internacionales la compra de dos edificios en Madrid y uno en Barcelona. The House se encargará de la gestión de esos inmuebles. Mientras tanto, se conforman con la explotación de tres pisos en Madrid y dos en Málaga. «En la capital están ocupados por nómadas digitales, que trabajan de forma remota y viajan por todo el mundo», explica Cristina Mangas, una de las cofundadoras de The House. La compañía busca en el mercado pisos grandes, de tres a cinco dormitorios, y convierte los salones en zonas comunes y de coworking. Una habitación cuesta entre 600 y 850 euros al mes e incluye todos los servicios y suministros.

Lo que está por llegar

Estos edificios son un aperitivo. Lo que está por llegar serán complejos de obra nueva con entre 200 y 400 plazas, «que es lo que pide el operador para tener una gestión eficiente», dice Nick Wride, director de Living & Alternatives de la consultora JLL. El coliving está dando sus primeros pasos en España, aunque los expertos le auguran un futuro prometedor. Fondos de inversión, Socimis (Sociedades Cotizadas Anónimas de Inversión en el Mercado Inmobiliario) y operadores ya escogen asiento para no perderse un negocio que promete rentabilidades superiores a las del alquiler tradicional. «Los inversores empezarán en breve a sacar proyectos, ya sea de la mano de un operador internacional o bien creando su propia marca de coliving«, apunta Wride. «Tenemos identificados cinco proyectos en Madrid y Barcelona que serán de nueva construcción, aunque están en fase de definición urbanística», añade. Y es que queda por definir con los Ayuntamientos el tipo de licencia que han de tener estos centros, si de vivienda o de apartahotel.

Esta tendencia se está abriendo paso en ciudades europeas: StayToo lo ofrece en Alemania; en Múnich, Hyprspace promociona sus pisos como alojamientos para start-up. Y The Collective (Londres) es el coliving más grande del mundo. Tiene 10 plantas con gimnasio, spa, cine, librería, terraza, coworking y sala de juegos.