La confianza es clave para la recuperación económica. Sin embargo, los ciudadanos no saben a qué atenerse para tomar sus decisiones de gasto ante la incertidumbre que transmiten el mundo económico y las autoridades sobre el ritmo de dicha recuperación.
El propio Gobierno ha variado su discurso a lo largo de esta crisis y ha pasado de prometer una recuperación con forma de V a dibujar una ‘V asimétrica’, que en cierto modo es un eufemismo para evitar hablar de un estancamiento.
Después de que la economía tocara fondo en abril, la paulatina vuelta a la actividad de mayo ha arrojado algunos indicadores que permiten vislumbrar el futuro. Sin embargo, el terreno inexplorado en el que nos ha metido el Covid-19 hace que esos datos puedan mirarse con dos lentes en función de cómo se quiera ver el vaso: medio lleno o medio vacío.
Consumo eléctrico
La demanda eléctrica es uno de los mejores termómetros para medir la salud de la industria y las empresas en España. Entre el 15 de marzo y el mes de abril, periodo que incluye los días de ‘hibernación económica’, la caída media alcanzó el 20%.
El dato ha ido mejorando en las últimas semanas y según el último Boletín semanal de coyuntura económica del Ministerio de economía, el consumo de energía eléctrica corregido registra una caída del 13%. Es decir, el avance hacia la ‘nueva normalidad’ viene acompañado de una lenta mejora de la demanda de energía.
Sin embargo, es preocupante la lenta recuperación de la demanda eléctrica de las pymes, a la que aludió el consejero delegado de Endesa, José Bogas, en una entrevista con este periódico.
Según los datos facilitados por la empresa, en el caso de las pymes el descenso de la demanda de electricidad es muy superior a la de la industria y ha llegado a alcanzar el 25%-26% sin que la recuperación sea palpable hasta la fecha.
Desplome de las ventas
El citado Boletín económico de Nadia Calviño recoge un dato inquietante. Las ventas de las grandes empresas en marzo -en el que la economía estuvo cerrada solamente medio mes- experimentaron una caída del 12,5%. Se trata de un descenso que, evidentemente, se verá agravado cuando se conozcan los detalles del mes de abril.
Con el avance de las fases, las ventas también se animan. Sin embargo, esas transacciones no cerradas en muchos casos se pierden para siempre, lo que puede llevar a muchas empresas en el medio plazo a problemas de solvencia. Esto se debe a que las compañías han tenido que soportar sus costes estructurales sin ingresos y, como ya ha advertido el Banco de España, la liquidez de los avales del ICO puede no ser suficiente para que se salven.
El Boletín económico del Ministerio de Economía reconoce abiertamente que en el caso del turismo, en abril, «el número de visitantes internacionales con destino España (Frontur), así como el gasto turístico de visitantes internacionales (egatur), ha sido cero, debido a la entrada en vigor del estado de alarma y a otras disposiciones».
El que por fin el sector cuente con el anuncio de que se abren fronteras no es una garantía de que sus empresas puedan ser capaces de sobreponerse a ese duro golpe, si bien es el primer balón de oxígeno para vislumbrar una salida a esta crisis.
Empleo
Los datos publicados esta semana por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social muestran que con el avance de las fases, el empleo comienza a despertar.
Sin embargo, partimos de una caída muy brusca. Como recordó este viernes Fedea en un informe con el que hace seguimiento de la evolución de la economía en esta pandemia, la tasa efectiva de paro en España alcanza el 36% de la población (si se incluyen los ERTE).
Este país volverá a tener cinco millones de parados a final de año y en este punto, hay un hecho preocupante más allá de los efectos del Covid-19: la decisión de empresas como Nissan de abandonar España. Las consecuencias de este anuncio todavía no están en los números, aunque la caída de la industria viene siendo clara desde al año 2018.
En este contexto, los datos de subida de afiliación en el último mes de 187.814 personas es un atisbo de esperanza para vislumbrar que con la reapertura económica podrá recuperarse el empleo, ya que ese mes marcó el inicio de la desescalada que en junio se completará.
Cuentas públicas
Como era de esperar, en el Boletín semanal del Ministerio de Economía ya se refleja que el déficit del Estado central acumulado del mes de abril alcanzó el -1,78%, esto es, el triple del año anterior.
El desplome de los ingresos fiscales, unido al incremento de gasto van a ahondar en los desequilibrios de las cuentas públicas españolas.
A esto se suma la delicada situación de la Seguridad Social, que disparará su déficit hasta los 45.000 millones de euros este año, lo que ha hecho necesaria una inyección de recursos de 30.500 millones de euros para hacer frente a la gran cantidad de prestaciones que tiene que abonar.
No obstante, la ayuda que la Unión Europea va a articular para transferir a España 61.000 millones de euros a fondo perdido y otros 55.000 millones de euros en concepto de préstamos, puede ser una gran ayuda para enmendar la situación si se gestiona bien y se aprovecha la futura recuperación para acometer las reformas estructurales que se han ido aparcando para evitar asumir su coste político.
Bolsa y prima de riesgo
Las bolsas siempre son un indicador adelantado y es una buena noticia que a nivel mundial la recuperación desde el desplome que causó la pandemia haya sido casi completa en este corto periodo de tiempo. Sin embargo, el Ibex 35, que en febrero superaba los 10.000 puntos, sigue anclado en los 7.800 puntos.
Esto es una señal del mercado sobre las debilidades con las que las grandes empresas españolas afrontan la recuperación por la falta de capacidad en sectores que van a marcar la recuperación, como la tecnología o la sanidad.
A esto se suma que el tejido productivo español ni siquiera puede aspirar a cotizar en Bolsa por tratarse de pymes y micropymes.
Sin embargo, España sí cuenta con potencial en ‘energías verdes’ si trabaja por unir a su transición ecológica un plan de inversión en I+D para las renovables, como pidió Luis Garicano este viernes en la comisión para la reconstrucción del Congreso.
La prima de riesgo permanece contenida en 83 puntos gracias al arsenal que el Banco Central Europeo (BCE) ha puesto sobre la mesa a lo largo de la pandemia y ha reforzado esta semana. Este respiro que ha concedido Christine Lagarde debería ser aprovechado para pensar en las reformas que ya no deben aplazarse más.