España ya ha superado la cifra de 50.000 médicos, enfermeras, enfermeros y técnicos sanitarios infectados por coronavirus: un total de 50.455 casos hasta ayer. ¿A qué obedece esta hemorragia que parece no tener fin? «Los sanitarios han estado en contacto muy estrecho con los pacientes y han tenido pocos recursos para su protección. Se han entregado en cuerpo y alma», sostiene Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Pero debe haber alguna otra razón. De lo contrario, ¿cómo se explica que España tenga el porcentaje más elevado del mundo de contagiados entre el personal sanitario, con un 21,4%, mientras que en Italia, otro de los países más castigados por la pandemia, no pasa del 10%, o del 3% en EE UU, el país con más fallecidos?

No tengo certezas, sí hipótesis. Esas cifras podrían tener que ver con el contacto anterior con enfermos; es decir, que los contagios que vemos ahora son los que se produjeron entre 7 y 14 días atrás. Podría deberse también a que entre el personal sanitario haya una proporción mayor de portadores asintomáticos que están trabajando actualmente, y que facilitarían la transmisión entre ellos mismos dentro del hospital», argumenta Raúl Ortiz de Lejarazu, virólogo y profesor titular de Microbiología en la Universidad de Valladolid. «Podría obedecer, por último, a un contacto físico más estrecho en el hospital entre trabajadores sanitarios sin que se pueda mantener la distancia de seguridad».

Resulta evidente que el personal que se encuentra en la primera línea de defensa contra el Covid-19, es decir, los sanitarios, está más expuesto al contagio que otros colectivos. Y que también contribuye a esa sobreexposición al virus la escasez o mala calidad, cuando no la ausencia total, del material de protección individual que han ido recibiendo con cuentagotas, desde mascarillas quirúrgicas a guantes de nitrilo, pasando por gafas protectoras o batas, que en no pocas ocasiones han sido confeccionadas con simples bolsas de basura. La escalada de los contagios entre médicos, enfermeros y técnicos es bien elocuente: se ha pasado de 35.000 casos a finales de abril a 50.455; es decir, más de 15.000 casos nuevos en apenas tres semanas. Y a esas cifras habría que añadir las del personal sanitario infectado en residencias de ancianos y centros de dependientes, de las que no hay datos fiables porque muchas comunidades autónomas hurtan esa información.

«Además del material de protección inapropiado e insuficiente, hay otra razón muy importante que explica la elevadísima cifra de profesionales sanitarios infectados, y es la ausencia, durante demasiado tiempo, de test diagnósticos adecuados», explica el doctor Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC) y del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. «Ha sido tremendo, porque, debido a la falta de test, hemos tenido muchos compañeros que han estado padeciendo la enfermedad de forma asintomática. Y al haber trabajado ignorando que estaban infectados, también han contribuido a ser fuente de transmisión de la enfermedad para el resto de compañeros con los que convivían en el propio espacio hospitalario. Muy probablemente, los primeros contagios entre el personal sanitario han sido causados por pacientes que también eran asintomáticos y se les estaba tratando por otras dolencias», añade.

«Aunque parezca increíble, a los profesionales sanitarios se les ha empezado a hacer test hace escasamente 10 días», prosigue Romero, «y ello ha provocado que en ese espacio tan corto de tiempo hayan sido diagnosticados como nuevos positivos más de 10.000 profesionales de la salud. Esta semana hemos tenido días de entre 1.000 y 1.200 casos nuevos, debido a que es ahora cuando se está testando masivamente a los sanitarios, muy por encima de los test que se están practicando a la población en general. Y es lógico que sea así, porque resulta imprescindible en esta nueva etapa que, para ofrecer a los pacientes la mejor atención médica posible, los profesionales puedan ser testados periódicamente».

«La alta tasa de contagios entre los sanitarios es multifactual», puntualiza María Montoya, especialista en inmunología viral del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, adscrito al CSIC. «Hay muchas circunstancias que se unen para dar esas cifras tan elevadas, desde la diferente protección en cada hospital o comunidad autónoma hasta la organización de los turnos y servicios en los mismos. Este contagio no debería estar ocurriendo con lo que sabemos actualmente del coronavirus, pero, insisto, hay muchos factores implicados que no están relacionados sólo con el virus. Si se desglosa la tasa de infectados por hospitales y comunidades, se apreciarán diferencias, entre ellas que hay sanitarios trabajando en ‘‘zonas calientes’’ mientras que otros están en ‘‘zonas frías’’».

Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, no duda en atribuir la desorbitada cifra de infectados entre el personal sanitario «fundamentalmente a la falta de equipos de protección individual que los profesionales han sufrido desde el inicio de la pandemia, y que en la actualidad siguen sufriendo. Equipos insuficientes y de escasa calidad, que les han obligado a intentar protegerse contra el virus de forma artesanal, con bolsas de basura para hacer batas impermeables o pantallas de protección facial hechas con plásticos de las carpetas escolares, o reutilizar y esterilizar las mascarillas de protección. El material ha sido escaso y deficitario», zanja. Y añade: «Si en países como Italia o Corea del Sur los contagios entre sanitarios han sido muy inferiores es, precisamente, porque han contado con equipos de protección completos, trajes impermeables, máscaras faciales, gafas de protección, mascarillas FFP2 y FFP3. Y han contado con ellos en cantidad y también en calidad».

Esta misma semana, altos cargos del Ministerio de Sanidad se reunieron con representantes de los principales sindicatos del sector sanitario para abordar, entre otros asuntos, la alta tasa de contagios entre médicos y enfermeros. Sanidad pidió «perdón» por los errores cometidos, pero la portavoz del sindicato CSIF, Encarna Abascal, expresó su más enérgica protesta: «Hemos trabajado sin medidas de protección suficiente, sin el personal suficiente, y esperamos que cuando todo pase, los tribunales diriman responsabilidades». Abascal exigió durante la reunión el refuerzo urgente de las plantillas para afrontar la desescalada y un plan ante un posible rebrote, además de instar a Sanidad para que se reconozca el Covid-19 como enfermedad profesional, tal y como ha recomendado la Organización Mundial de la Salud.

El pasado jueves, el Foro de la Profesión Médica de España, a iniciativa de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, homenajeó en la puerta de todos los centros sanitarios del país con un minuto de silencio a los cerca de 50 médicos que han fallecido desde que se desató la pandemia. La última víctima se registró el pasado miércoles, cuando un médico de asistencia primaria de Cáceres se convirtió en el primer sanitario fallecido por Covid-19 en Extremadura.

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