Profesor del Departamento de Economía e Historia Económica de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Salamanca, Santiago López preside también la Asociación Española de Historia Económica y es buen conocedor del sistema científico español, de hecho, dirige el Instituto de Estudios Universitarios de la Ciencia y la Tecnología, de forma que en su bagaje aúna economía y ciencia.
–¿Qué va a suponer la pandemia del COVID-19 a nivel económico y científico?
–¿Qué quien asesore sepa de lo que habla, no?
–Sí porque si esas estructuras fallan y también el sistema estatal. Cuando la gente se pregunta por lo datos de Alemania, en cierta manera la respuesta es que el ministro de Hacienda en esos países está a lo que diga el ministro de Ciencia. Aquí el ministro de Ciencia es el último.
–Ha comentado que Europa no gestionó bien la progresión geométrica del virus ¿qué quiere decir?
–Más que Europa, particularmente España. El gran fallo de este país es que se aprende muy mal matemáticas, no se integran con el resto de las materias. Cuando se hace el Eurobarómetro y hacen preguntas para saber si la población sabe las probabilidad que tiene de que le suceda una cosa, mientras el 60% de los suecos o alemanes lo entienden, los españoles están en el 30%. Como consecuencia, cuando esto empezó y algunos ya decíamos que iba mal y que íbamos a tener problemas muy serios, hubo científicos que decían que era como otra epidemia y nosotros decíamos que no porque no se estaba reproduciendo solo a un 0,5% y hacíamos progresiones geométricas que yo creo que no se entendieron. No le pido al presidente Pedro Sánchez que tenga este concepto en la cabeza, aunque me gustaría, pero sí se lo pido a los secretarios de Estado, que son la base esencial del sistema español. Esta vez nos ha tocado una situación complicada porque hay secretarios y subsecretarios de Estado que no están ni nombrados o llevan muy poco tiempo, así que quien tenía que haber dicho a los políticos que actuasen con más velocidad, no estaban tampoco listos.
–¿No se vio venir y estaba ya en Italia?
–Había análisis, gente que lo señalaba y médicos que tenían sospechas por las neumonías atípicas que se estaban dando. Había señales, pero falló el sistema de alerta que se apoya en el sistema de secretarios de Estado.
–¿Y no se paró la movilidad con Italia?
–Claro, de ahí los datos de Salamanca. Tenemos una fuerte conexión con Italia y una de las cepas nos entró directamente.
–¿Y el cierre de Madrid también influyó de forma negativa?
–Evidentemente. Hasta el 18 de marzo se estuvo haciendo un mapa por los matemáticos y daba un arco de todo lo que se iba de Madrid hacia Segovia y terminaba en Salamanca, y el movimiento de Madrid hacia Salamanca fue mucho más notorio, por ejemplo, que hacia Valladolid, porque hay una fuerte interrelación de la población.
–Usted tiene su propia cuenta de los días que nos quedan de confinamiento en función de los datos de la infección. Ayer valía quedarse en casa reducir en 13 los días de confinamiento. Explíqueme.
–Es evidente que hay una cierta relación entre la gente que se mueve para su vida cotidiana de lunes a viernes y eso provoca aumento de las infecciones y hay tres olas: la de la gente que llega al hospital y la ingresan sin meterla en la UCI, la de las UCI, y la ola de los fallecidos, que corresponde al movimiento de la semana del 14 de marzo. Con estos datos, el 8M fue una locura, esa semana ya teníamos que haber cerrado, había gente que lo estaba pidiendo porque llevábamos una semana de casos. No tenía que haber sucedido y los matemáticos que estaban haciendo los cálculos advertían de que si no paraba el país en términos de empresas, las repercusiones dentro de veinte días iban a ser difíciles de aguantar. Puedo entender que sin ningún muerto no se pudiese cerrar, pero es sí que los había.
–En la “lucha” sanidad versus economía ¿quién ganará?
–Va a ganar economía, eso está claro. Tenemos un Estado montando en función de la ministra de Hacienda, que decide para qué va a haber dinero, no se pone al servicio de, sino que ella dice lo que hay que hacer. Los que tenían que estar sentados uno al lado del otro son los ministros de Sanidad y de Ciencia y los dos diciendo lo que hay que hacer. Además, nos falta un pedagogo de economía, yo echo en falta a mi ministra de Economía diciéndome que van a hacer todo lo que esté en su mano y que tiene la seguridad de que hay solución, pero nuestro Estado no tiene una buena estructura de prospectiva, de planteamiento de escenarios futuros con problemas. Ha fallado también en Europa la Oficina de Riesgos, Centro de Estudios de Alarmas y Riesgos, que en estos momentos debería de estar dictando la política de Europa, marcando las líneas.
–¿Estamos escribiendo un capítulo de la historia a todos los niveles?
–Sí, y ojalá se estudiara más historia.
–¿Aprenderemos la lección o se nos olvidará en pocos años?
–La memoria es muy corta. Supongo que la generación que ahora tiene 20 años será fundamental en este siglo y en las siguientes pandemias estaremos al tanto, pero luego la memoria se irá y la historia se repetirá, por eso no creo que suponga un cambio brutal, sí pequeños cambios como el teletrabajo.
–Es más importante que nunca difundir bien la ciencia, cada día salta un bulo
–Yo llevo un instituto que una de sus áreas es la educación científica de la población para desmontar los bulos, porque una sociedad informada es una sociedad que reduce riesgos.