Los mercados financieros en general y la bolsa en particular no han dado ningún momento de tregua desde que el nuevo Invertia viese su luz hace un mes. Hay mil ideas y proyectos que me gustaría plantear a dirección pero que están en el baúl a la espera de que todo vuelva a su normalidad.
Me viene a la mente el dicho bursátil que dice que «la bolsa siempre te da lo que menos puedes asumir en el momento que menos puedes asumirlo«. Y es con mi mujer siendo enfermera supervisora de una planta entera de un hospital y yo encerrado en mi despacho intentando hacer la sección del minuto a minuto de la bolsa a la par que contestar correos electrónicos de gente entrada en pánico, mi casa con dos adolescentes encerrados ya una semana, comienza a ser un caos.
Así que, en un intento por contestar de manera global a todos los cientos de correos electrónicos que tengo en mi bandeja de entrada tengo que lanzar el siguiente mensaje:
Es tarde para vender
El mercado está roto. Hay una falta de liquidez brutal en los mercados de renta fija a pesar de las inyecciones de los bancos centrales de todo el Mundo. Para que lo entiendan en otras palabras, hay una sicosis por hacerse con liquidez similar a la que existe por hacerse con papel higiénico.
Las tensiones en el mercado de renta fija son brutales debido a la desconfianza que hay al respecto del efecto de la pandemia del coronavirus. Esto es lo que está haciendo que la Reserva Federal estadounidense esté inundando los mercados de liquidez comprando valores del tesoro como si no hubiese un mañana si lo comparamos con la crisis anterior de 2008.
A estas alturas ya se habrán dado cuenta que no existe otro refugio que no sea la liquidez. Y es que por bajar baja hasta el oro por la necesidad urgente de liquidez para aumentar las garantías que los brókeres están exigiendo a sus clientes para poder seguir manteniendo las posiciones alcistas y echan mano de todo lo posible para conseguirlo. De hecho, la CNMV anoche intervino la primera agencia de valores y bolsa en España por un agujero patrimonial de 6 millones de euros muy probablemente por varios clientes que no pudieron aportar nuevas garantías.
Pero sí, a pesar de esto, a pesar de que muy posiblemente no hayamos visto el suelo del mercado, se ha hecho tarde para vender. Solo podría hablar de una excepción: aquellos inversores que estén posicionados en productos apalancados (futuros, CFD o similares) en donde en cualquier momento pueden verse sorprendidos por un incremento de garantías exigidas por sus brókeres. De hecho, ya lo están haciendo.
Esta misma mañana he estado hablando con varios de ellos y las conversaciones no han tenido desperdicio alguno.
«Con la que está cayendo, lo raro es que no pasen más cosas como la de Esfera», «Nosotros hemos subido un huevo los márgenes y solo nos llaman para quejarse». «Algún loco gana, pero en general las palmadas son históricas». «A ver si nos quedan clientes en abril porque a este ritmo…».
Muy triste leer esto, pero es la cruda realidad que nos está tocando vivir. Pero insisto, plantearse vender sus acciones o participaciones de fondos de inversión a estos precios es salirse tarde y muy posiblemente no se lo perdone en la vida si realmente no necesita el dinero.
De hecho, lo único que va a conseguir es presionar más al mercado de manera directa en el primer caso o lo que es peor, presionar al gestor de su fondo de inversión a que malvenda sus adquisiciones recientes puesto que la gran mayoría de ellos habrán ido gastando toda la liquidez del fondo excepto el 3% de su patrimonio que le obliga la regulación vigente a medida que el mercado ha ido bajando.
Por lo tanto, lo único que puede conseguir es que acabe pidiendo a la CNMV que le bloqueen los reembolsos de participaciones para no perjudicar a los partícipes que han entendido perfectamente que lo mejor que se puede hacer es sentarse encima de tus acciones y esperar que pase el temporal y sus efectos en el medio y largo plazo.
“Mister Market es un esquizofrénico en el corto plazo pero recupera su cordura en el largo plazo”, Benjamin Graham.
Es obvio que la aparición de este cisne negro totalmente inesperado por el mercado ha sido la excusa perfecta para pinchar una burbuja en la renta fija, que combinado con unas bolsas en máximos y con un sentimiento muy positivo ha sorprendido a casi todos totalmente apalancados.
Por lo tanto, independientemente del precio de compra de sus activos, es el momento de olvidarse de vender si no necesita el dinero, abrir el paraguas y sentarse pacientemente a que pase el temporal sin que le traicione el día de día de los mercados ni de las noticias que estamos por escuchar en los medios de comunicación.
Escuchará noticias económicas que tristemente se harán realidad como enormes bajadas en el PIB de los países. El mundo ha entrado en recesión global como consecuencia del efecto económico de esta pandemia y con ello las reglas económicas tradicionales no funcionan.
El mundo se ha parado, y esto nos pone ante una situación muy distinta a las crisis anteriores. Es más bien una guerra, una guerra con dos enemigos: uno que es un bichito y otro que es la destrucción de empleo sin precedentes.
Y en el caso de España la situación es fea porque el punto de partida no es muy óptimo al tener una tasa de desempleo del 13,7%. El gobierno debe de entender que millones de autónomos y miles de empresas se han quedado sin ingresos, cero. Y sin embargo, van a tener que hacer frente a pagos de alquiler y suministros por mucho que aplacen obligaciones tributarias. Lamentablemente no vamos a estar confinados en casa solo 15 días, sino que se va a extender a muchas más semanas como en Italia, y eso es una catástrofe que requiere una economía de guerra como ya se está comenzando a hablar.
De momento está el ERTE, del que estamos haciendo un seguimiento diario aquí, pero el riesgo de llegar a ver 6 millones de parados es altamente probable antes de ver la luz al final del túnel. Porque una cosa es clara, esto es un túnel con su entrada y su salida. Dentro del túnel estamos a oscuras, es decir, a expensas de la evolución de los fallecidos por coronavirus más que de los contagiados, puesto que es imposible conocer su número ya que cada países lleva sus propios protocolos.
Por lo tanto, desconocemos la distancia del túnel en el que nos encontramos. Y como es obvio, cada país ha entrado en un momento diferente. La buena noticia es que parece ser que China lo ha atravesado y son dos meses. Pero ojo, de ellos seis semanas confinados, cuando realmente hay países con economías gigantescas como Estados Unidos o Reino Unido que todavía no se han encerrado. De hecho, ni si quiera creo que en España haya comenzado a contar el plazo porque seguimos viendo cómo la gente sale a la calle con demasiada frecuencia.
Hay, incluso, muchas actividades permitidas que obligan a sus trabajadores a desplazarse cuando lo que deberíamos hacer es encerrarnos en casa el mayor número de personas posibles y ser el Estado el que asuma una asignación de subsistencia además de suspender las obligaciones tributarias de todos. Recomiendo echar un vistazo a este artículo en el que podrán ver unas animaciones muy ilustrativas de la efectividad de hacer una correcta confinación.
Si no hacemos esto el riesgo de pasar de la recesión a la depresión es muy alto, máxime en un país en el que el sector turístico representa el 15% del PIB con casi 3 millones de empleados. Nos jugamos seriamente la campaña de verano.
Una vez en la vida
Estamos viviendo una situación que no vamos a volver a vivirla nunca más. Muy poca gente ha vivido en primera persona el crash del 29 hace 91 años. Entonces explotó una burbuja bursátil porque los inversores invirtieron todo el ahorro de su vida en ella. Pero no contentos con ello, además pasaron a pedir créditos para comprar más atraídos por las buenas rentabilidades que se conseguían. Las entidades financieras lo daban sin las suficientes garantías. Cuando comenzaron las bajadas, los bancos se vieron obligados a vender las acciones de sus clientes por bajas garantías. ¿Les suena la canción?
Hoy todos están comparando las correcciones de entonces con las de ahora, pero la situación es bien distinta. Ahora es un bichito el que nos obliga a encerrarnos en casa y con ello, parar la economía por lo que no sabemos si sufriremos un comportamiento similar.
Espero que no haya abandonado la lectura antes de llegar a este punto porque ahora solo vienen cosas positivas. Como he dicho antes, de todas las crisis de sale y esta no es diferente. De hecho, estoy seguro que cuando mis nietos -que aún no tengo- sean mayores me reprocharan «ya está el abuelo con sus batallitas del coronavirus«.
Lo primero de todo, y que creo que a estas alturas del artículo ya lo he dejado claro, es que se ha hecho tarde para vender. Lo segundo que debe hacer es un cálculo del dinero que tiene en liquidez y de cuánto está dispuesto a invertir teniendo bien claro que hablamos de dinero excedente más allá del que necesita para su economía del día a día.
Es imposible saber dónde va a estar el suelo del mercado. Hay mil y una posibilidades y realmente nadie puede saberlo. De hecho, es una pérdida de tiempo. En el siguiente gráfico tiene mi propuesta para el S&P 500:
Tendríamos un triángulo expansivo en formación que coincide bastante bien con la proyección doble del 61,8 del retroceso de Fibonacci del tramo impulsivo anterior y con las previsiones de las que hablaba el pasado lunes que había realizado Goldman Sachs con tres escenarios y un precio objetivo medio de 2.000 puntos para el S&P 500.
Pero insisto, lo importante no está en detectar el suelo si no más bien en actuar de manera coherente con la situación en la que nos encontramos y siempre con un escenario a largo plazo.
El mercado va a seguir estando muy volátil. A noticias de avance en las vacunas le seguirán anulaciones de dividendos y si el confinamiento se extiende en demasía se puede crear un nuevo movimiento de pánico que efectivamente lleve a los mercados mucho más abajo de lo que pensamos.
Así que hay que montar una estrategia lo suficientemente eficaz para no quedarnos sin liquidez ante este escenario tan catastrofista ni sin aprovechar los actuales precios si estoy equivocado.
Para ello, lo que tenemos que hacer es trocear en cuatro partes el capital que hemos decidido invertir. De esta forma podremos salir de caza con cuatro cartuchos de los que uno de ellos lo podemos disparar ya para evitar quedarnos fuera del mercado si hubiésemos visto ya el suelo.
¿Qué compramos?
Realmente casi da lo mismo puesto que las correcciones han sido importantes y generalizadas. Es cierto que hacerse con unas Santander a dos euros o Telefónicas a cuatro darán pocos problemas una vez pase esta pesadilla dure lo que dure, pero también me gustan empresas eléctricas y de distribución.
Recuerde que debe diversificar tanto sectorialmente como por países y sobre todo, ante la imposibilidad de saber dónde está el suelo, también temporalmente. Por ello, aunque vea subidas del 10 por ciento no dispare más de un cartucho por semana.
Llegado el caso de quedarse con el último cartucho y los mercados encontrándose todavía en pánico deberá volver a trocear ese último cartucho en cuatro partes y de esta manera pasar de invertir el 25 por ciento de su liquidez por semana a pasar a hacerlo con un 6,25 por ciento.
Solo así podremos hacernos con un precio medio ponderado en nuestra cartera lo suficientemente interesante de cara a poder sacar provecho de esta inédita situación en la que nos encontramos y no tirarse de los pelos por no poder haberla podido aprovechar.
Recuerde, de todos los túneles se sale. Lo único que desconocemos es cuán largo es el túnel. De hecho, estoy tan convencido de ello que estoy buscando entre mis bancos condiciones para una póliza de crédito.
Tengo encima de la mesa una póliza a un año vista al dos y medio por ciento, imposible conseguirla a tres o cinco años.
Ante esta tesitura me encuentro haciendo números para calcular una supuesta prestamización de la póliza llegado el vencimiento en donde tendría que pasar del mero pago de intereses trimestralmente al pago de cuota mensual que incluyese intereses y amortización que, ante un escenario de caos total, podría pillarme los dedos con el uso de capital ajeno a un plazo de solo un año, pero confío en tirar adelante puesto que aún teniendo que prestamizar la póliza de crédito los números me salen.