Comprar o alquilar una vivienda supone un desembolso importante. La recomendación de los expertos es no destinar más del 35% de los ingresos al pago de cuota hipotecaria o de la mensualidad de alquiler. Sin embargo, en algunas zonas este porcentaje se eleva, poniendo en peligro las finanzas de muchas familias. Existen diferentes factores que pueden elevar este indicador. Por otro lado, es posible poner en marcha mecanismos para reducir la tasa de esfuerzo que supone la vivienda. En pisos.com te damos las claves:
1. Precios vs salarios. Uno de los aspectos que explican esta difícil situación es el desequilibrio entre el precio de venta y de alquiler de las viviendas y el nivel de ingresos de los hogares. En los últimos años, el valor de las casas ha subido a mayor velocidad que los salarios, complicando el acceso de la población a los inmuebles. Este hecho también dificulta el ahorro previo necesario para cubrir la parte no financiada, así como la tramitación de avales que suelen exigirse como garantía por parte de los caseros.
2. Oferta insuficiente. La relación entre oferta y demanda también influye en la subida o bajada de la tasa de esfuerzo. En aquellos lugares donde hay más interés por ser propietario o inquilino, el parque disponible no es capaz de absorberlo, por lo que el porcentaje de ingresos dedicado a la vivienda será mucho mayor que en zonas donde la presión de la demanda tiene menos fuerza. Liberar suelo para aumentar la obra nueva y volcar vivienda vacía al mercado del alquiler serían las mejores soluciones.
3. Hipotecas flexibles. Para facilitar el acceso, sería interesante que las entidades bancarias estuvieran más abiertas a la negociación. En este sentido, la postura de la banca tendría que ser mas comprensiva ante momentos puntuales en los que el comprador no sea capaz de hacer frente a la hipoteca. Se proponen periodos de carencia más largos que permitan un aplazamiento hasta que la situación económica del deudor resulte más desahogada.
4. Conciencia financiera. Aunque la oferta y la financiación tomen cartas en el asunto, la demanda también debe poner de su parte. Una mayor conciencia de la capacidad de endeudamiento es la mejor prevención ante los peores escenarios. Ya se opte por la compra o por el arrendamiento, es esencial obrar con responsabilidad y hacer los cálculos. Marcarse un presupuesto máximo y liberarse de otras deudas antes de embarcarse en una hipoteca o un alquiler es fundamental.
5. Limitación del alquiler. El control de las rentas por medio de estadísticas oficiales como vía para contener la subida del alquiler en las zonas más recalentadas sigue estando rodeada de polémica. Muchas voces señalan que la medida podría ser contraproducente y que no serviría para reducir la tasa de esfuerzo. La seguridad jurídica se vislumbra como la única manera capaz de sanear el mercado, además de proponer soluciones para los sectores de la población más vulnerables.