Las noticias sobre nuevas oleadas de estafas en la revisión del gas se repiten de forma recurrente cada cierto tiempo. Pero evitar este timo es fácil si se sigue el siguiente mandamiento: no dejar entrar a nadie en casa si antes no se ha concertado una cita previa con la empresa distribuidora oficial. Los falsos técnicos que simulan inspecciones de las instalaciones y la caldera aparecen sin previo aviso y suelen elegir a sus víctimas entre la tercera edad, la población más vulnerable a este tipo de timos. Desde la Asociación del Sector de las Instalaciones y la Energía (Agremia) recuerdan que el invierno y los meses de frío constituyen la temporada perfecta para estos engaños y por ello, conviene aumentar las precauciones. «Si viene alguien a nuestra casa sin que hayamos concertado la cita, debemos sospechar. La distribuidora tiene que avisar antes al cliente por carta», destaca el asesor jurídico de Agremia, Miguel Ángel Sagredo.
Otra baza para librarse de los timos es saber a qué inspecciones estamos obligados si tenemos una instalación de gas en casa. Las revisiones completas del sistema se deben pasar de forma prescriptiva cada cinco años tanto en el caso de disponer de gas natural como de butano, tal y como se establece en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE). Además, las calderas deben ser evaluadas de forma preventiva cada dos años para evitar averías y garantizar un buen funcionamiento, un control que corre a cargo del usuario, quien debe contactar por su cuenta con una empresa de mantenimiento o utilizar el servicio que algunas comercializadoras ofrecen en el contrato.
Respecto a los controles completos del sistema, «la distribuidora debe avisar primero al cliente y darle un plazo de tiempo para que elija si quiere hacer la revisión mediante la contratación de un servicio técnico externo o a través de la propia distribuidora», indica Sagredo. Si el usuario se decanta por una empresa instaladora, ésta tendrá que enviar el resultado de la evaluación a la distribuidora.
A veces, para optimizar recursos, la distribuidora cuelga un cartel en el portal de una comunidad de vecinos con el objetivo de que coincidan las fechas. En estos casos, se debe confirmar que es cierto con el administrador de la finca o con vecinos, tal y como aconseja el asesor jurídico de Agremia. No obstante, aunque se cuelgue el cartel, la empresa debe avisar siempre de forma individual a cada uno de sus clientes de que va a acudir un revisor al domicilio e informar de la fecha y horario acordados.
Para la secretaria general de Asociación Española del Gas (Sedigas), Marta Margarit, lo que más delata el fraude es la forma de pago. «Las revisiones no se pagan en el acto en efectivo ni con tarjeta, el servicio se carga en el siguiente recibo de gas», puntualiza. También recalca que los inspectores deben haber avisado antes por correo postal o electrónico y la importancia de comprobar que el técnico en cuestión porta una acreditación oficial. Además, el inspector deberá entregar un certificado con el resultado de la evaluación al sistema.
Desde Agremia también advierten de que algunos revisores falsos simulan la urgencia para realizar una inspección y alegan que la instalación tiene un defecto grave que debe subsanarse de forma inmediata para no poner en riesgo la seguridad del propio residente y de sus vecinos. «En caso de surgir alguna duda, lo mejor es rehusar el servicio, y una vez debidamente asesorados, actuar en consecuencia», concluyen desde Sedigás.
Po último, cabe recordar que en caso de que se encuenten defectos en la instalación, las reparaciones correrán a cargo del usuario y tendrán que ser efectuadas por una empresa diferente a la encargada de hacer la revisión y emitir el informe de evaluación.
Fallos de seguridad y precauciones
Por otro lado, para prevenir accidentes, conviene realizar siempre tanto las inspecciones de mantenimiento de la distribuidora como las bianuales que debe organizar y contratar por su cuenta el usuario. Asimismo, Margarit (Sedigás) señala que conviene no dar golpes ni colgar cosas en la caldera para evitar que se estropee antes de tiempo. Uno de los signos más palpables de que hay problemas es el color de la llama que se ve en los aparatos atmosféricos. «Si no es azul y adquiere tonalidades amarillentas o anaranjadas significa que hay un problema. Otro signo de alerta es que el aparato haga ruido», advierte Margarit.
Desde Agremia añaden que otra señal que indica que algo no funciona bien es que la caldera pierda agua. «Si la caldera se bloquea por alguna anomalía, no debemos intentar arreglarla por nosotros mismos, ni recurrir a un manitas; tenemos que llamar al servicio técnico», subraya Sagredo.
Si huele a gas y sospechamos que se ha producido una fuga, lo primero a hacer es cerrar la llave de gas, no encender ningún interruptor eléctrico, abrir puertas y ventanas y llamar al teléfono de urgencias que viene en el recibo. «Antes de que pasen tres horas, algún técnico debe haber acudido para ver si se trata de una falsa alarma o si en cambio, es real», explica Sagredo.