Las pequeñas reformas en viviendas y comunidades de propietarios han ayudado durante los últimos años a paliar el frenazo en la obra nueva que vivió el sector de la construcción durante la crisis económica. Ahora, también esas actuaciones, principalmente de rehabilitación, mejora de la accesibilidad, eficiencia energética o modernización, parecen estar disminuyendo. En 2019, por primera vez en siete años, descendieron los expedientes de obra menor —declaraciones responsables— tramitados por el Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Salamanca. Fueron 2.900 frente a los 2.971 del ejercicio anterior, un 2,4% menos.
Entre 2015 y 2017, superados los peores años de la crisis, la construcción de vivienda nueva repuntó en Salamanca, tímidamente si se compará con el periodo previo a la recesión, pero de forma muy pronunciada respecto a los años inmediatamente posteriores. Se pasó de 71 proyectos de obra mayor a 123, un 73% más. El número de viviendas proyectadas casi se cuadruplicaron si se comparan las cifras de 2013 y 2017. En 2018 el sector pisó bruscamente el freno y el pasado ejercicio lo apretó un poco más. Así, los dos últimos años han supuesto una caída del 36,6% en las licencias de obra mayor —de 123 se ha pasado a 78—, según los datos que maneja el Ayuntamiento de Salamanca. En la misma línea se puede leer la estadística de visados de construcción de obra nueva del Ministerio de Fomento que, como ya publicó este periódico, refleja una caída del 13% en la provincia en el periodo comprendido entre enero y octubre de 2019.
Frente a la escasez de proyectos de vivienda nueva, las obras menores habían seguido hasta ahora una pronunciada tendencia de ascenso, impulsadas principalmente por las obligatorias inspección técnicas que deben superar todos los inmuebles con más de 40 años. Entre 2013 y 2018, los expedientes de este tipo presentados en Urbanismo se incrementaron un 57%, pero, en 2019, por primera vez desde 2012 —cuando cayeron un 2,27%—, han sido menos que en la anualidad anterior. Según fuentes municipales, se empiezan a notar los efectos del enfriamiento económico del que desde el pasado año vienen advirtiendo los indicadores económicos y a los que recientemente se ha sumado la advertencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a la previsión de crecimiento.
Dos son las medidas, según apuntan fuentes del Gobierno municipal, las que están mitigando una mayor reducción de las obras menores. Por un parte, la Inspección Técnica de Edificaciones (ITE) motivó el pasado año la presentación de 837 expedientes de Urbanismo. Muchas comunidades de propietarios tuvieron que afrontar obras en sus edificios para que cumpliesen unos mínimos de seguridad, ornato y salubridad. A lo largo de este 2020, casi 600 inmuebles, entre ellos medio centenar de edificios históricos, deberán someterse a esta revisión. Y, por otra parte, el pasado año la administración local lanzó un millón de euros en ayudas a la rehabilitación de inmuebles y ya se han aprobado las bases para una segunda edición de esta convocatoria, que contará con la misma financiación.
Desde el sector de la construcción, el presidente de Aconsa —Agrupación Empresarial de la Construcción y Servicios Auxiliares de Salamanca—, Javier Tamames, asegura que se ha detectado una ralentización principalmente en el último trimestre del pasado año. Incide en que todo apunta a que el sector se dirige hacia “un crecimiento sostenible” que se mantenga más o menos estable y que la inestabilidad política y económica de los últimos meses ha influido en que las previsiones de trabajo hayan descendido.