La segregación de León, Zamora y Salamanca de su actual configuración territorial en Castilla y León daría pie a una región difícilmente viable desde el punto de vista económico por el escaso potencial industrial, la débil capacidad exportadora o el creciente envejecimiento que caracteriza a estas tres provincias, que se sitúan entre la menos dinámicas de España.
La suma del Producto Interior Bruto a precios de mercado de León, Zamora y Salamanca era a finales de 2017, último año provincializado del Instituto Nacional de Estadística, de 19.961 millones de euros, una cifra que siuaría a la región resultante de la unión de las tres provincias en la zona más baja del mapa autonómico español. En términos de riqueza económica, esta hipotética comunidad sería la quinta por la cola, sólo por delante de Extremadura (19. 498 millones), Navarra (19.554), La Rioja (8.513) y Cantabria (13.801) y la penúltima si tuviésemos en cuenta sólo las comunidades pluriprovinciales.
Castilla y León es la sexta Comunidad por PIB en nuestro país si nos atenemos a los datos de 2017 al alcanzar 56.147 millones de euros.
En el ranking regional, las tres provincias que formarían parte de esa región, que en realidad sólo ha sido reclamada por León, no son precisamente líderes en dinamismo económico. Sólo León, con un PIB de 9.575 millones se acerca a los otros grandes motores económicos de Castilla y León: Burgos, con 9.979 millones, y a más distancia, Valladolid, con 13.279 millones de euros
Si analizamos los datos del PIB per cápita, las tres provincias están entre los cuatro últimos puestos de la Comunidad de Castilla y León, con Ávila a la cola.
Así, mientras la media en 2017 en Castilla y León era de 23.169 euros por habitante y en España en 24,969, en León era de 20.473 (82% del nacional); en Salamanca en 20654 (82,7%) y en Zamora en 19.662 (78,7%).
En convergencia con la Unión Europea la situacióntampoco varía,. Así, los salmantinos alcanzar el 78 por ciento de la riqueza de la UE, León, el 76% y Zamora, el 73%. Sólo Ávila está en peor situación.
Escaso potencial industrial
Las tres provincias, que apenas suponen el 1,7 por ciento del PIB nacional, tienen varios rasgos en común. Uno de ellos es su escaso desarrollo industrial y el importante peso porcentual de los servicios y la agricultura en su economía. En León, la industria manufacturera aporta 781 millones de euros de los 9.575 millones de su Producto Interior; en Salamanca, 731 de 6.9005 millones, y en Zamora, 294 de 3.480 millones. Unas cifras que nada tienen que ver con los 2.826 millones que supone en Burgos o los 2.009 en Valladolid.
Directamente relacionado con la actividad industrial esto está la capacidad exportadora de estas tres provincias, también muy por debajo del resto. De los 16.338 millones de euros que facturó la Comunidad en el exterior en 2018, apenas aportaron 2.566 millones, una cifra que alcanzan por si solas Palencia o Burgos y que duplica Valladolid.
La Región leonesa con la que sueña el alcalde socialista leonés, José Antonio Díez, tampoco registra los mejores datos posibles de la Comunidad en materia de empleo.Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), León registraba a finales del tercer trimestre la mayor tasa de paro, un 15, 88%, casi tres puntos más que la media regional, situada en el 13,02, un porcentaje que también superaba Zamora, con el 14,11, mientras que en Salamanca se situaba en el 12,44 por ciento.
La tasa de actividad por su parte registraba también peores valores que el resto de sus «hermanas» castellano y leonesas. Así, en Zamora se situaba en el 50,13%, cinco puntos por debajo de la media regional (55,35) y ocho repecto a la nacional 58,72% , mientras que en León era del 53,01% y en Salamanca del 53,11%.
Unos datos que revelan el galopante aumento del envejecimiento de la población, otro de los puntos en común de las tres provincias y que vuelve a mostrarse en todo su crudeza en el número de pensionistas. León está a la cabeza, en número de pensiones en Castilla y león, con 142.105, seguida de Valladolid, con 114.485; y Burgos, con 90.379. Les siguen Salamanca (80.434), Zamora (49.008), Palencia (42.332), Ávila (38.793), Segovia (33.475) y Soria (22.585).
Pero sin duda, junto al envejecimiento, la despoblación es otra de las magnitudes en las que la que sería la región «número 18» presenta unos resultados más negativos.
A la cabeza en despoblación
Pese a que todas las provincias de Castilla y León sufrieron en 2018 un descenso de población, el «invierno demográfico» avanzó con especial intensidad en la provincia de León, que perdió 3.542 personas (hasta los 462.566 habitantes) y de Zamora, que perdió 2.283 personas (173.649). Otras provincias con una pérdida poblacional importante fueron Salamanca, con 1.343 menos (332.296) y Palencia, con 1.096 ciudadanos menos (160.699).
Despoblación, envejecimiento y dispersión forman un cóctel de dificil digestión a la hora de financiar los servicios públicos esenciales en tres provincias que dejarían de aprovecharse de la mayor aportación tributaria de las provinicas más ricas a la hora de sufragar centros de salud, servicios sociales o escuelas.
«Algo irreal» para la patronal
La iniciativa del alcalde leonés, el socialista José Antonio Díez, secundada por apenas media docena de ayuntamientos de la provincia y desoída por las instituciones de las otras dos provincias implicadas, tampoco parece ser objeto de interés de los empresarios de la Comunidad Autñonoma, que lo consideran una «cosa irreal».
«Ni siquiera lo hemos abordado porque es algo sobre lo que ahora mismo no tenemos parámetros que nos permitan medir la situación. Creemos que es irreal porque es muy difícil que se pueda dar y no vamos a hacer especulaciones ni conjeturas sobre una situación que exige reformar la Constitución y otro montón de cosas», asegura el presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León, Santiago Aparicio.
El dirigente empresarial añade que «es prácticamente imposible de realizar salvo que se reforme la Constitución, algo que no se va a hacer por León sobre todo habiendo otros temas tan complicados como el catalán».