Los expertos han activado los avisos en las últimas semanas sobre el mercado de la vivienda: el ladrillo está entrando en una fase de estancamiento y podría ser peor en el último trimestre del año por el impacto del frenazo económico dentro y fuera de España, la inestabilidad política y la falta de reformas regulatorias propiciada por la parálisis institucional.

Todos coinciden en el diagnóstico y en los síntomas: las subidas de precios se moderan y el número de transacciones se reduce. Los datos también recogen ambas tendencias, aunque difieren en función de la fuente. Según datos del Registro de la Propiedad recopilados por Bankinter, los precios de la vivienda libre crecieron un 8,2% hasta la primera mitad del año, desacelerándose ligeramente desde el 8,7% anterior. En términos intertrimestrales, el incremento fue del 2,6% entre abril y junio, frente al 4,3% del primer trimestre.

Atendiendo al Índice Inmobiliario Fotocasa, los valores presentaron incrementos y descenso leves y moderados en el tercer trimestre. «El precio de la vivienda en España sube un 2,3%, unos 42 euros más por metro cuadrado», frente al 7,8% del mismo periodo de 2018. Si atendemos al precio medio de la vivienda de segunda mano, los precios incluso retrocedieron un 1%, en comparación con el avance del 2,4% que se registró entre julio y septiembre del ejercicio precedente.

«Arrancamos el año con subidas muy fuertes del precio de la vivienda ofertada en nuestro portal que se han ido moderando a medida que avanzaba el año. Esta tendencia se intensificará en el último trimestre como consecuencia del contexto económico nacional e internacional y la incertidumbre política. Los precios seguirán subiendo, pero menos», explica Beatriz Toribio, directora de Estudios de Fotocasa.

En cuanto a las operaciones, según los datos analizados por Bankinter, las transacciones inmobiliarias cayeron un -3,5% en el segundo trimestre del año. La entrada en vigor de la ley hipotecaria hundió un 9% las cifras de junio, aunque en julio volvieron a recuperarse con un repunte del 5,6% en la estadística elaborada por el INE. «Los datos han comenzado a deteriorarse en los últimos meses», aseguran desde el Departamento de Análisis de Bankinter, aunque descartan que estemos al final del ciclo residencial. «Los precios entran en fase de estancamiento (crecimientos leves)», recogen desde la entidad, cuyas previsiones apuntan a una moderación del 5,5% para 2019 y entre el 1% y el 2% en 2020 y 2021.

«Los datos en 2019 seguirán siendo buenos, aunque no tanto como en 2018», explica Ferran Font, jefe de Estudios de Pisos.com, en conversación con EL MUNDO. Font también cree que los precios irán moderando su subida como consecuencia de la tensión entre oferta y demanda. «Es una tendencia que se inició en Barcelona hace casi un año, cuando se vio que el precio de los pisos empezaba a dejar de subir. Madrid sigue subiendo, pero a menor ritmo que antes y no necesariamente es algo malo», asegura.

La vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los españoles, que aún recuerdan como cercana la etapa anterior en la que el boom de la compra acabó estallando en la cara de cientos de miles de familias y particulares.

Con estos precedentes, el encarecimiento de compra de vivienda y de los alquileres agita desde hace tiempo la idea de una nueva burbuja inmobiliaria y frena el acceso de la población al mercado. En este sentido, según el informe Los jóvenes y su relación con la vivienda en 2018-2019 de Fotocasa, el 21% de ellos quiere comprar o alquilar vivienda, pero no puede; el 75% que compran o alquilan encuentran dificultades por los elevados precios y la mitad de los que han alquilado o intentado alquilar un inmueble para vivir en él lo han hecho porque su situación económica les impide comprar.