Vitigudino se muestra estos días con el bullicio de los que vienen a pasar unos días buscando su origen. Un pueblo del oeste de Salamanca, cabecera de comarca de una de las zonas del país definida como vacía o vaciada, según el momento y la intención con la que se describa.
Sin embargo, en los últimos años se ha hecho una inversión de catorce millones de euros en una nueva planta de piensos de las más modernas del país a cargo de CUPERAL. Un impulso que ha generado otra nueva inversión haciendo surgir un nuevo polígono destinado a ubicar las empresas agroalimentarias de la zona.
Y efectivamente cuando uno encara la carretera del Moronta pasando el repecho de la ermita del Socorro, en el paraje de La Quinta, nos encontramos con una torre elegante de más de cuarenta metros, en un entorno de avenidas amplias. Sorpresa es lo primero que invade al visitante, y un cierto regocijo de saber que hay empresarios que apuestan de manera tan fuerte por estas tierras, alejadas de casi todo. Concluida la obra civil, estamos en los remates pequeños de una planta que dedicará su producción a la zona, generando un movimiento económico vital para toda la comarca.
Si los reyes daban fueros y ayudaban a la repoblación con la idea de defensa del territorio, son hoy los empresarios, los que apostando con empresas ubicadas en estos territorios, aseguran una actividad económica que fija la población existente y quizá genera actividad para nuevos pobladores.
Esto es lo que nos enseña la historia y mientras no se demuestre lo contrario el territorio necesita población para su defensa. Hoy el enemigo es el silencio, al final del verano, cuando la vida que traen los veraneantes se marcha a sus lugares naturales dejando solo el eco de su trasiego de agosto. Pero este año, en Vitigudino el final del verano va a coincidir con las pruebas de la nueva planta de pienso de CUPERAL y con toda la actividad que anuncia su torre que se yergue con orgullo rompiendo la monotonía del horizonte.
Fuente: https://www.lagacetadesalamanca.es/provincia/cuperal-y-el-final-del-verano-MB1425385