La maquinaria de la construcción, sección promoción inmobiliaria, no se detiene en la Comunidad Valenciana. Más bien lo contrario. Sigue adelante y a más ritmo que el año pasado. El sector va adquiriendo velocidad de crucero poco a poco. No cosecha las cifras de locura de los años de vacas gordas del boom urbanístico, pero en comparación con la época de plomo de lo peor de la crisis, la actividad atraviesa un momento más que boyante.

Las cifras de viviendas nuevas iniciadas, terminadas y la inversión empresarial se mantienen en tendencia alcista y van camino de cerrar el mejor año desde 2008 si el mercado no se tuerce y continúa por la senda actual. La fidelidad de la demanda extranjera (sobre todo en Alicante y concretamente en el sur de esta provincia), la vuelta del público madrileño (clave en la pujanza del turismo de segunda residencia), el apetito de los fondos de inversión atraídos por la rentabilidad de las nuevas promociones, el protagonismo de actores como la banca y la Sareb (que se han puesto a construir directamente o en compañía de socios), y los menores precios de venta del producto final en comparación con otras regiones inmobiliarias punteras (lo que hace muy competitivo al sector), conforman el contexto para este repunte sostenido del ladrillo en la Comunidad. Y eso se está traduciendo en mejores cifras.

Los últimos datos del Ministerio de Fomento (referidos al cierre del primer trimestre de este año) reflejan este vigor. No en vano, de enero a marzo se han invertido unos 287 millones de euros en promociones nuevas de viviendas en las tres provincias. En el mismo periodo del año pasado se inyectaron unos 202,8 millones. En el último año, la inversión destinada a nuevos proyectos residenciales (viviendas en bloque y unifamiliares) se ha disparado un 41,5%.

PROYECTOS RESIDENCIALES
El inicio del año es espectacular. De continuar por esta senda, se podrían superar los 1.000 millones de euros de inversión en vivienda nueva este año (en 2018 se destinaron 864 millones a promociones nuevas), con lo que 2019 acabará como el ejercicio de mayor inversión desde 2008, justo el año en el que explotó la burbuja. Durante aquel fatídico ejercicio se invirtieron nada más y nada menos que 1.790 millones de euros en vivienda nueva. Aún se estaría un poco por encima de la mitad de la inversión que llegaba al ladrillo en plena expansión urbanística en la región.

Esta lluvia de dinero ha supuesto el inicio de unas 3.481 viviendas durante los tres primeros meses del año, un 38% más que en el primer trimestre del año pasado, cuando se registraron visados de dirección de obra para 2.522 casas. En 2018, por primera vez desde 2008, se rebasó la barrera de los 10.000 inmueble iniciados (se llegó hasta los 10.480); en 2019, de seguir con esta dinámica, se superarán las 11.500 viviendas nuevas.

Alicante, con la Vega Baja como locomotora, acapara gran parte de este resurgir inmobiliario en la Comunidad. De hecho, casi el 60% del producto de nueva creación se está fabricando en esta provincia, donde se levantan 2.000 de las 3.481 casas que se han comenzado en la región en este primer trimestre del año. Valencia se lleva el 38% de lo que ha empezado a construirse, y Castellón el resto. Además, en estos tres primeros meses del ejercicio, se ha certificado la terminación de unas 1.896 viviendas en la región (el año pasado se finiquitaron unas 1.431 casas). El año se cerraría por encima de los 7.000 inmuebles acabados (en 2018 se terminaron unos 6.800). El ladrillo no para.

 

Fuente: https://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/alicante/2019/06/23/5d07787efdddffe2728b4633.html