«Im the world’s forgotten boy the one who’s searchin’ to destroy”. Iggy Pop.
Pedro Sánchez ha presentado el mayor expolio fiscal de la historia a familias, autónomos y empresas en su programa de 110 medidas para la ruina.
Un hachazo fiscal de 66.000 millones de euros adicionales por año (ojo, anual), que pagará la clase media. Porque si todavía queda algún ingenuo que se crea que una cifra tan brutal la van a pagar los ricos, tiene un problema con las matemáticas y la realidad.
El número total de ricos en 2017 no llegaba a las 224.300 personas en un país de 46 millones. La cifra de expolio fiscal que Sánchez anuncia supondría consumir toda su riqueza global (sí, global, activos líquidos, inmuebles y acciones en todo el mundo) en ocho años, solo con el hachazo anual adicional. Ni en sueños. El que piense que el 0,5% de la población va a sufragar gastos anuales y continuados adicionales a los que ya sufraga de 66.000 millones de euros (repito, todos los años) es claramente ingenuo.
En España hay 90.788 personas que ganan más de 150.000 euros al año, según la Agencia Tributaria. Estos suponen un 0,5% del total de declarantes por IRPF que, sin embargo, aportan a las arcas públicas casi el 16% de la recaudación total por este impuesto. Su tipo efectivo es del 43,7%.
En 2017 los ingresos tributarios por el Impuesto sobre Sociedades sumaron un total de 23.143 millones. En 2018, hasta noviembre, la cifra alcanzaba 21.955 millones. Esa cifra no crece eternamente y los ciclos existen. Como señala la Agencia Tributaria, la mayor parte del incremento procede de cinco empresas. Con la mitad de las pymes en pérdidas y los beneficios empresariales en España en descenso anualizado estimado para 2019-2020, pensar que se van a recaudar decenas de miles de millones más de “las rentas altas y grandes empresas” es simplemente mentir. En España hay sólo 3.034 grandes empresas, un 0,2% sobre el total, cuya aportación a la recaudación del impuesto de sociedades es del 43%. Su tipo efectivo es del 19% de media.
No, ellos no van a sufragar la orgía de 66.000 millones anuales acumulables y adicionales.
Repitan conmigo: El expolio de Sánchez no lo van a pagar ni “los ricos” ni las “grandes empresas”. Lo vamos a pagar usted y yo. Y Sánchez lo sabe.
Sánchez, el PSOE y cualquiera que sume, saben que este brutal aumento de impuestos, el mayor de la democracia, lo vamos a pagar todos. Las clases medias y las familias. Un PSOE que se queja de las subidas de impuestos de la crisis (que luego se bajaron), pero ha aumentado los impuestos más que la media nacional en todas las comunidades donde gobierna.
Lo que hará Sánchez es lo que PSOE y Podemos siempre hacen magistralmente: bajar el listón de rico y pasarle la factura a usted. Enormes subidas de cuotas a los autónomos añadidas a las ya impuestas, aumentos masivos del IBI, de los impuestos indirectos y directos, y bajar el listón de renta alta hasta que el ciudadano de clase media más despistado caiga en la trampa y se entere de que, oh sorpresa, le acaban de hacer rico por decreto. Como han hecho siempre, como con el Impuesto de Sucesiones, expoliando a familias con valoraciones de catastro, multiplicadores y ajuares que hacen que inmuebles que no se venderían por 200.000 euros, con suerte tributen como “más de un millón de euros” de valor inflado.
No solo ignoran el riesgo de ralentización y crisis. No solo asumen que los ingresos récord de 2018 se van a mantener eternamente. No solo hacen todo lo contrario a lo que debería hacer un país con alto paro y empresas débiles, que es atraer inversión y empleo. Es que encima tienen la desvergüenza de decir que quiere hacer de España una “nación de emprendedores”mientras atracan a impuestos cualquier iniciativa empresarial. Nación de emperdedores es lo que van a hacer, de nuevo.
Estamos ante un 2008 con esteroides, y otro Plan E escondido tras la falacia verde (no es un plan de transición ecológica, sino de transición gasista, que es la energía que más aumenta su peso) que también supone el mayor aumento de coste para el contribuyente al elegir el método más ladrillero y caro para descarbonizar. Diez veces más caro que hacerlo vía competencia entre energías y libre mercado.
Sánchez y el PSOE, que tanto hablan de los populismos, han copiado casi punto por punto la orgía de gastos prometida por Salvini, Syriza o LePen. Y además supondrá un expolio de más de 3.000 euros anuales por familia en nuevos impuestos, sin contar con los 37.000 millones de euros de agujero fiscal que ya se acumula con los viernes de despilfarro.
Por supuesto, el plan es un despropósito que lo único que va a redistribuir es la miseria. Es un asalto al contribuyente, a los creadores de empleo y a los ahorradores para subvencionar administraciones paralelas, contrataciones millonarias de amigos y regar con el dinero de los demás a los socios de legislatura que pretenden atraer. En realidad, es un plan de peronismo a la española, que busca trasladar al siguiente gobierno una carga de costes fijos y consolidables imposible de revertir, que está dejando al país al borde de otro 2008 usando el Consejo de Ministros, el BOE y nuestro bolsillo como financiación de campaña.
Este plan no es un regalo ni es redistribución de nada y no tiene nada de social. Es repetir el 2008 a lo bestia, y cuando destruyan la economía, como siempre hacen, le echarán la culpa de los recortes a otro.
Esto no es política social, es firmar la mayor hipoteca de la historia a cargo del dinero de todos los españoles. A la recesión por un sillón.